martes, 18 de octubre de 2011

Viaje inesperado


En ocasiones una exposición te sacude, te desarma, te sorprende. Tanto, que tienes ganas de repetir, de adentrarte en ella una vez más y dejarte llevar por su sugerencia. 
Eso ocurre con la muestra que ahora ocupa el nivel –1 del CAB y lo tiñe de negro, cubriéndolo de misterio, el mismo que reina en ese mar en calma por el que surca el trasatlántico que la protagoniza y que recibe al visitante, a escala, claro. La instalación del belga Hans Op Beeck cautiva hasta a los menos devotos de ese cajón de sastre que es el arte contemporáneo y lo hace a golpe de puesta en escena, pintura, maquetas y siniestras esculturas de figuras humanas que te obligan a detenerte para confirmar que son seres inertes. El colofón –o el meollo, puede que el resto sea una excusa- luce en pantalla grande, escondida al final del paseo. Por ella desfilan durante media hora imágenes del latir de ese crucero en el que inocentemente se embarca el espectador, imágenes que seducen y que hablan sin palabras para rematar ese viaje inesperado que según cuentan los que saben “aborda la difícil relación entre el ser humano y las ficciones que él mismo levanta para eludir su propia insignificancia”.
‘Sea of tranquility’, que así se llama este hallazgo recomendable, comparte edificio con otras tres exposiciones que también merecen una visita. Cabe destacar la compuesta por obras de artistas burgaleses, por aquello de descubrir que sin ir más lejos es posible hallar piezas, ideas y creadores de calidad.
No hay excusas, las muestras permanecerán en el CAB hasta el 15 de enero.
           
Elebé



imagen: metalocus.es

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