domingo, 20 de noviembre de 2011

(Pon) Un superhéroe en tu vida

Que cada cierto tiempo la industria cinematográfica, casi con exclusividad estadounidense, anuncie a bombo y platillo, y con un despliegue de marketing que a veces llega e empachar, el redescubrimiento de un superhéroe no es nada nuevo. De hecho es vertiginoso el ritmo de adaptaciones del cómic que se realizan. Desde que Christopher Reeve se enfundó la capa de Superman, allá por 1978, han hecho saltar a los paladines de la justicia del papel al fotograma demasiadas veces y con resultados desiguales.
Es evidente que desde los años noventa vivimos y a veces sufrimos en nuestras carnes este ‘boom’ fundamentalmente comercial. Al parecer, la rentabilidad y la ganancia de todas estas superproducciones no sólo provienen de la película. Cuando se trata de sacar rendimiento, ahora no basta con que el público abarrote las salas, si no que se pretende que el producto retroalimente industrias y saque pingües beneficios. El superhéroe se convierte en una marca comercial que amamanta a sectores no sólo del mundo del cine o del cómic, también del videojuego, de la televisión y del merchandising.
Todo es susceptible de ser adaptado con mejor o peor resultado, eso a veces da igual,  si los frutos transformados en millones superan las centenas. Aunque siempre hay excepciones, unas cuantas, que no sólo pretenden vender, si no que son capaces hacer verdaderas maravillas cinematográficas. Las dos películas que Christopher Nolan ha hecho de Batman son un buen ejemplo.

Esta expansión al cine del héroe con poderes recuerda un poco, salvando las diferencias, a las películas de ciencia ficción que poblaron los cines en los años cincuenta. Y no solo por la dispar calidad que comparten, principalmente por todas las sugerencias y metáforas que pueden albergar. Muchos de los filmes fantásticos de mitad del siglo XX son reflejo, intencionado o no, del contexto socio-político de un Estados Unidos inmerso en la Guerra Fría y temeroso del extraño.
La deriva actual sigue otros derroteros: Tiempos convulsos, de cambios, de inseguridades, de bifurcaciones de caminos y, por qué no decirlo, de pasividad y de futuro incierto. Y estos síntomas y realidades ocurrían antes  de que una crisis económica inundase de datos nuestra cotidianeidad, aunque esta haya evidenciado un poco los síntomas.
La falta de referentes o la duda sobre los mismos ha empapado el mundo del arte y por extensión el del cine. Por eso, una gran parte del mundo cinematográfico busca salidas llamadas remakes e intenta enmendar las vacilaciones diarias acondicionando todo tipo de series de televisión o novelas exitosas.

De esta manera, la figura del superhéroe adaptado pretende solucionar, en primera instancia, lo evidente: la búsqueda de nuevos horizontes estéticos y económicos frente a un modelo ya gastado. ¿Nos suena de algo? En segundo lugar, se nos presenta como héroe poderoso, sin resquicio para dudar de él mismo o del orden establecido. Sí, es verdad que hay excepciones, pero la generalidad prevalece.
Los adalides de la justicia, del bien y la verdad intentan ser una alternativa estética, sin conseguirlo, y  en consecuencia un referente social del inmovilismo. No existen nuevas interpretaciones que denoten un cambio de tiempo, resultando un reflejo del estatismo que sufre la sociedad que nos ha tocado vivir.
Parece que fueran de la mano la falta de innovación artística (guión, puesta en escena...)  y el miedo que albergamos a producir o a pensar posibles cambios políticos, económicos o personales.
El superhéroe ha pasado a ser una figura continuista en el cine, frente a la sugerencia que proporcionan otros personajes o cintas de ciencia ficción. Así, se ha quedado para constituir la vuelta a los valores y a las formas ‘correctamente’ asentadas, que intenta dar o inspirar la misma solución a diferentes problemas. El paladín de mayas ajustadas no es más que el inerte representante de la humanidad.

Tal vez haya que dejar caer esta imagen mítica, como muchas otras, o en su defecto humanizarla. Y ya que estamos metidos en faena posiblemente haya que rescatar la capa de nuestro baúl y ponérnosla, como dijo Bowie.


Este es el 'Heroes' de Wallflowers que también me parece un buen tema y encima es banda sonora de la película Gozilla.



A.P.P.


imagen1: lacienciadelcine.blogspot.com
imagen2: cineralia.com

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