La radio siempre me ha parecido un mundo fascinante que alimenta sueños y transmite emociones como ningún otro medio de comunicación.
Me recuerdo siendo un niño, tumbado en la cama de mi habitación mientras escuchaba atentamente la narración de los partidos de fútbol de las competiciones europeas. Imaginaba el ambiente, los gritos de las hinchadas, el esfuerzo de los futbolistas y al reportero en su cabina o a pie de campo, narrando el partido mientras yo comía galletas, sintiéndome como si realmente estuviera en Old Trafford o en el Bernabeu.
En la adolescencia tropecé casualmente con Radio 3 y descubrí una música diferente, que nunca había escuchado hasta entonces, esa música que nunca sonaba, ni suena en los 40 y entendí que otra radio era posible y que había un montón de cosas que me estaba perdiendo por no sintonizar con criterio mi receptor. Gente como Ordovás, Paco Pérez Bryan o Julio Ruíz me convirtieron en un radioadicto y desde entonces la radio acompaña mis viajes, mi trabajo, mis quehaceres diarios; con ella me formo, me entretengo y, por supuesto, me emociono.
En la actualidad en que el dial está lleno de radio-fórmulas basura, de manipulación política en las emisoras generalistas y de, en muchos casos, productos en los que, como en la televisión, el nivel de contenidos es ínfimo, es un auténtico privilegio poder asistir a la realización de un programa en directo de la calidad de “No es un día cualquiera” de Radio Nacional.
Para otra vez, dejo mi personal devoción por la Carne Cruda.
J. Barbero
La verdad es que este programa tiene querencia por Burgos, creo que es la cuarta vez en un par de años que se dejan caer por aquí. De todos sus colaboradores me quedo con Nieves Concostrina. Os recomiendo sus microespacios en Radio 5 titulados 'Polvo eres'. No os dejarán indiferentes. Para más información, su página web: www.nievesconcostrina.es
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