Curiosa la jornada de huelga en la que todavía estamos inmersos. Aparte de las habituales valoraciones por parte de gobierno y sindicatos, cada uno a lo suyo, es sorprendente y preocupante, que los implicados sigan incapaces de quitarse la venda de los ojos y ponerse en el lugar del ciudadano de a pie.
Yo sólo me hago unas cuantas preguntas para que nos plantemos hacia dónde vamos y con quién.
¿Cuántas personas han ido a la huelga de manera voluntaria y sin ser coaccionadas ni amenazadas, directa o indirectamente?
¿Cuántos trabajadores han pactado con antelación la recuperación de horas de trabajo del día de hoy, a costa de hacerlas otro día?
¿Cuántos asalariados han pedido un día de vacaciones o han estado hoy de ERE para no tener que dar explicaciones a compañeros o empresarios?
Y para mí una de las preguntas más peliagudas ¿Cuántos trabajadores se siente estafados por sus “compañeros sindicalistas” de igual manera que por jefes, empresarios o la clase política?
En mi caso particular no he ejercido mi derecho a la huelga por varios motivos. El primero de ellos la imposibilidad de hacerlo por estar de servicios mínimos. El segundo, por no sentirme representado por unos sindicatos, que a mi entender, llevan tiempo bailando el agua a gobierno y empresarios, por mucho que ahora salgan con el megáfono y levanten barricadas en la calle.
A pesar de que estoy profundamente en contra de la recién implantada reforma laboral, me niego en rotundo a protestar dejando de acudir a mi trabajo. En cambio, me sumo a la idea de un amigo y propondría una huelga alternativa, yendo todos a trabajar un día de fiesta, el próximo domingo, por ejemplo. Así, a lo mejor, dábamos ejemplo a todas esas instituciones que rigen nuestros destinos sin contar con nosotros, tratándonos, además, como vulgares marionetas descerebradas.
En definitiva una farsa, un huelga estéril que no llevará a ningún sitio y, todo ello para seguir haciendo girar una rueda que, por mucho que la empujemos, cada vez es más cuadrada y da menos vueltas, se llama capitalismo.
J.Barbero
Imagen: Hosteltur.com
Imagen: Hosteltur.com
Desde el momento en el que nuestro presidente del gobierno ya sabía que iba a provocar una huelga general, en mi opinión ésta pierde todo su sentido, porque ya está descontada y su efecto intimidador es nulo. Es solo una pérdida de tiempo y de dinero a lo bobo.
ResponderEliminarOtra cosa es que no se pueda hacer nada, claro. Para mi la clave es recuperar la idea de servicio a la comunidad de los que entren en política. Y honradez a tope, que ya vale de tanto sinvergüenza y tanto trepa zángano. Si el dinero público se gasta con prudencia y buen juicio, sea poco o sea mucho, las cosas empezarán a ir mejor.
El problema es que eso va a costar mucho. Pese a los años chungos que llevamos todavía hay mucha gente instaurada en la "sopa boba" de la subvención, el amiguismo y el escaqueo.
Ayer en Carne Cruda hablaba un pequeño empresario que recordaba que ha habido muchos como el, o accionistas, o socios emprendedores que se han arruinado. Y que ellos no solo se quedan sin trabajo, sino que no tienen paro y están embargados hasta las cejas. Yo lamentablemente conozco casos así, y puedo asegurar que el drama personal y familiar es inimaginable, de hecho la depresión es casi de lo mejor que te puede pasar...
En fin, que la reforma laboral es solo una consecuencia, pero la solución, en mi modesta opinión, está en un profundo cambio de mentalidad y en un férreo control de los gastos del dinero público y de la ambición de tantos que medran amparados por una impunidad que hasta ahora han tenido.
Vaya chapa, oiga.
Yo lo siento de otra manera. Creo que hubo motivos para hacer huelga, pese a los innecesarios convocantes oficiales. A mí estos últimos como sus compañeros políticos no me representan. Esto no quita para que si algo nos molesta o ahoga no protestemos o nos pongamos a hacer o crear otras realidades. Esto es lo que realmente nos falta, el cambio profundo y coherente en cada persona. El movernos, el actuar, el ser críticos. Difiero contigo, antimateria, en albergar esperanza en el sistema político.
ResponderEliminarPese a las críticas sobre la huelga, fue curioso comprobar como una diversidad de colectivos y de personas se unían a una manifestación, en número, pocas veces vista en Burgos. Esto también es positivo y altamente pedagógico para nuestros encogidos y acríticos cerebros.
Seguiré compartiendo opiniones cuando nos veamos.