Si se observa un poco alrededor
hay muchas ocasiones en las que se pueden ver formas de actuar que cuando menos
resultan sorprendentes.
Reconozco que me suele resultar
muy atractivo observar lo que hace la gente que te rodea. Sé que seguramente es
una forma de cotilleo cercana a leerse el Hola, pero lo bueno que tiene es que
los comentarios los haces tu mismo, y eso estimula el pensamiento y la
imaginación bastante. Vamos, como ver un partido de lo que sea en la tele sin
sonido, y al día siguiente comprobar si tu impresión coincide con la crónica
“oficial”. Hacedlo de vez en cuando, lo más normal es que creas haber visto
algo distinto a lo que se relata en el periódico.
· * Hacer una cola de una hora en un puesto callejero
para que te den un pincho de morcilla solo porque es gratis. El tema de la
fascinación de la cola tiene muchas variedades: En las salas de embarque de
aviones, trenes o autobuses, con tu asiento claramente indicado en el billete,
hay una gran mayoría de gente que hace cola para entrar antes. Incluso existe
el caso de gente que se pone en una cola solo porque la hay, sin saber ni
siquiera para qué es.
· * Adelantarte a toda velocidad por la izquierda en
la autovía para inmediatamente después salirse de la misma por la primera
salida a la derecha, a apenas 100 metros.
· * Pagar una pasta por ir a un concierto y pasarse
todo el rato de cháchara con el de al lado. O aunque no sea una pasta, el
efecto es el mismo.
· * Estar toda la noche de marcha con gafas de sol a
modo de diadema en la cabeza. ¿No sería más fácil dejarlas en casa?
· * Coche con ventanillas bajadas y música a todo
volumen, generalmente bakala, aunque hay versiones flamenquillas y de otros
tipos. Este especimen es increíblemente internacional, y siempre le da igual
que haga frío o calor.
· * PMR (Persona de Movilidad Reducida) que cruza la
calle donde no hay semáforos ni pasos, aunque a 15 metros haya uno enorme.
Existe también el elemento contrario, que insiste hasta la desesperación en que
pases cuando has parado en un paso de cebra para dejarle pasar a él
(normalmente es hombre, ciertamente).
· * Persona que cambia de opinión unas 10-15 veces
en la carnicería/pescadería, mientras a
su alrededor se va formando una cola de proporciones épicas. Se suele
caracterizar por llevar agarrado el monedero férreamente con la mano izquierda,
mientras con la derecha señala el género que quiere, para arrepentirse poco
después. Al abrir el monedero suele aparecer una foto de los nietos que tapa el
DNI y que enseña gustosamente a cualquiera que pase por allí.
· * Visitantes en un hospital que pasan la tarde
con el enfermo, normalmente en fin de semana, sin importarles en absoluto que el
mismo vaya poniéndose cada vez más verde y demande angustiosamente su ración de
oxígeno. La mayoría hacen además un relato pormenorizado de sus propios males y
sus terribles experiencias con médicos, creando el ambiente más propicio para
la curación del paciente.
Creo que esto podría tener más
partes, y de hecho espero que sea así con la ayuda de todos. Es difícil encontrar algo más
barato y más divertido que observar este tipo de comportamientos. Animo y nos
encontramos en la segunda parte.
Antimateria
Imagen: www.alajungla.blogspot.com.es
Imagen: www.alajungla.blogspot.com.es
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ResponderEliminarUno de mis preferidos es el de meterse a un bar con una pandilla de amigos para hablar de tus cosas mientras la música suena a todo trapo, tus cuerdas vocales se mueren del sobreesfuerzo y todo está tan oscuro que ni siquiera puedes ver con quien hablas. Lo bueno es que puedes aprovechar para observar los comportamientos raros de los que te rodean XD.
ResponderEliminarGrupos de pijos borrachos...sin duda alguna son los mas irrespetuosos con los demás.
ResponderEliminarTengo dos ejemplos en la puerta de casa:
ResponderEliminar- Personas que aparcan en doble fila aún teniendo sitio para aparcar de sobra e impidiendo que salgan algún vehículo en batería.
- Conductores que van dirección prohibida por una calle de un solo sentido y que al cruzártelos con tu coche se echan a un lado y se quedan quietos (incluso llegando a apagar el vehículo) como si no los hubieramos visto.