Hay algunas personas que afirman que todo está relacionado y
envuelto por las matemáticas y, más allá de las formulas, no les falta razón. La
economía, la meteorología y mil ciencias más están de una u otra manera siempre
bajo el influjo de números y estadísticas y, también, cómo no, las relaciones
humanas.
A medida que pasa la vida cambia la frecuencia con la que
haces determinadas cosas o la asiduidad con la que ves a algunas personas. Esto
normalmente depende de una serie de variables que te obligan a reorganizar tu tiempo para ir
avanzando en el día a día.
Pero todo, absolutamente todo, está marcado por unos
factores, en este caso humanos, con nombre y apellidos, que son constantes y que
siempre forman parte de tu ecuación personal; esas personas que están donde y
cuando se las necesita, ya sea para tomar una caña o para servirla, para dar un
abrazo o para discutir sobre algo, aportando en positivo, aunque estén lejos,
su ejemplo y espíritu permanece.
De parte de todos los amigos que nos hemos ido encontrando
en el Carabás, a los del principio, a los del medio y, sobre todo, a los de
ahora, gracias por sumar siempre en nuestra ecuación.